La espiritualización de lo cotidiano. Estilos de vida, experiencias espaciales y sectores medios en la periferia de Buenos Aires / María Eugenia Funes

Tesis de doctorado en cotutela en Ciencias Sociales (UBA) y Sociología (EHESS)

Directora: Verónica Giménez Béliveau / Codirector: Joaquín Algranti (UBA)

Director: Patrick Michel (EHESS)

Los discursos de periodistas e intelectuales acerca de las disciplinas y prácticas espirituales suelen describirlas como actos de distinción y de huida del mundo por parte de un sector de las clases medias urbanas. Sin embargo, los sentidos que quienes desarrollan algún tipo de práctica espiritual como el yoga o la meditación otorgan a sus experiencias permite observar que, en ocasiones, la orientación por la espiritualidad forma parte de una voluntad por desarrollar un estilo de vida diferente. En muchos casos estas búsquedas por “transformar el estilo de vida” generan la organización de instituciones que proponen llevar una concepción integral y sagrada de la persona a la gestión de distintos aspectos de la vida cotidiana como la educación, la salud, el intercambio económico y la residencia.

Con esta inquietud en mente, en la tesis de doctorado me propuse analizar las experiencias espaciales y espirituales de individuos y familias que atravesaron procesos de movilidad residencial de la ciudad a la periferia de Buenos Aires, en la localidad de Ingeniero Maschwitz, y que contribuyeron a la formación de un circuito compuesto por escuelas antroposóficas (conocidas localmente como “waldorf”), espacios de práctica y formación en diversas disciplinas espirituales (como el yoga y el budismo zen), comercios que venden objetos espiritualmente marcados (como piedras para terapias de sanación y adornos con símbolos orientales como el ohm o Buda) y una gran oferta de médicos y terapeutas alternativos (reikistas, médicos antroposóficos, osteópatas y bioneurodecodificadores).

Este tipo de religiosidad se compone de una noción holista de la persona, entendida como un ente portador de una sacralidad interior que presenta relaciones de intercambio y simpatía con la realidad social inmediata, la materialidad y una dimensión trascendental generalmente definida por el término “cosmos”. Esta involucra una noción mágica de la causalidad que entiende el devenir de diferentes eventos de la vida cotidiana como el producto de la relación del individuo con su intimidad y con un orden trascendental al que se suele denominar “universo”. A lo largo de la tesis se describieron distintas situaciones en las que actores que desarrollan prácticas espirituales o que se encuentran vinculados a instituciones de socialización espiritual, actualizan esta forma de definir y explicar la causa de situaciones adversas y fortuitas, como enfermedades, el hecho de poder realizar un negocio o de haber encontrado un barrio propicio para vivir y desarrollar lo que se denominó como un estilo de vida espiritualizado.

A diferencia de otros estudios de sociología de la religión que se focalizan en un grupo o institución que profesa una disciplina espiritual particular, elegí poner el foco de mi investigación en las experiencias y trayectorias de actores sociales que desarrollaron procesos de movilidad residencial desde conglomerados densamente poblados hacia un barrio periférico y que atravesaron lo que denominan “procesos de búsqueda espiritual”. El contacto con estos actores a través de una estrategia metodológica etnográfica me llevó a identificar el carácter indisociable que tienen para ellos su orientación por la espiritualidad y la transformación de varios hábitos de la vida cotidiana como la alimentación, el uso del tiempo, la educación y la residencia.

Al igual que otros fenómenos culturales, la difusión de disciplinas espirituales ha tenido lugar en contextos geográficos específicos y en configuraciones espaciales que llevaron a que determinados lugares sean asociados con distintas prácticas espirituales. Durante la primera mitad del siglo XX los grupos esotéricos y neopaganos, como el espiritismo o la antroposofía, emergieron en las principales ciudades europeas, estadounidenses y latinoamericanas. Estas “escuelas de ciencia espiritual” presentaban críticas a la “cultura occidental” y proponían explorar la existencia de una dimensión trascendental por medio de técnicas tomadas de la ciencia positiva. A partir de la década de 1960 las prácticas espirituales y las terapias alternativas formarían parte de las prácticas de los jóvenes que protagonizaron procesos de neoruralismo y de formación de comunidades “alternativas” en un contexto de proliferación de movimientos contraculturales. Progresivamente, a partir de la década de 1980, las prácticas espirituales comenzarían a penetrar en ámbitos sociales hegemónicos y formarían parte de los consumos culturales mainstream de los sectores sociales con mayores niveles educativos y de ingresos. Así, durante los últimos años asistimos a un proceso de articulación entre los discursos y prácticas espirituales y aquellos de los ámbitos corporativo, educativo y hasta político.

La decisión metodológica de focalizarme en las experiencias, prácticas y representaciones de los actores guió no sólo el proceso de construcción de los datos sino también la forma en que fueron analizados y presentados. Esta forma de construcción del objeto de investigación se vinculó con su forma reticular: la falta de organizaciones que centralicen la socialización de una cosmovisión espiritualizada me llevó a descentrar la mirada y a dirigirme hacia lo más capilar de lo social. Es allí donde pude reconstruir los discursos, las prácticas y los procesos de distinción microsociales a través de los cuales los actores se identifican con diferentes estilos de vida, así como las tensiones que experimentan al querer modificarlos. En ese sentido, todos los capítulos incluyen el análisis de trayectorias y de datos biográficos por medio de los cuales se intentó dar una imagen diacrónica de la difusión de la espiritualidad y de las transformaciones en los estilos de vida de los sectores medios argentinos a partir de la década de 1990.

Luego de reconstruir la bibliografía sobre los conceptos de espiritualidad, estilo de vida y sectores medios en el primer capítulo, en el segundo, analicé el crecimiento demográfico y la experiencia urbana de los habitantes de Ingeniero Maschwitz en el marco de los procesos de transformación espacial que atravesó la Región Metropolitana de Buenos Aires durante el siglo XX. De esta manera, las experiencias de los buscadores espirituales fueron enmarcadas en un proceso de neoliberalización del espacio que implica una creciente segregación residencial de clase y la emergencia de configuraciones de establecidos y marginados construidas en torno a ejes de diferenciación basados en los estilos de vida.

Por otra parte, la identificación de una serie de representaciones sobre el barrio que lo identificaban como un espacio propicio para llevar adelante un estilo de vida “alternativo” por el hecho de contar con un amplio circuito de escuelas, comercios y centros espirituales me llevaron a reflexionar acerca del espacio como algo más que un escenario donde se “posan” otros fenómenos sociales y a entenderlo como una dimensión que influye en la conformación de los modos de vida y en los procesos de creación y acaparamiento de oportunidades al proveer a los actores sociales de la posibilidad de integrarse a determinadas sociabilidades. En el caso de los nuevos habitantes de Ingeniero Maschwitz ello se expresaba en la inserción en instituciones de socialización espiritual, como las escuelas waldorf, y en redes de profesionales que otorgan de oportunidades laborales y terapéuticas particulares a los recién llegados.

El análisis de la difusión y la incorporación de una cosmovisión espiritual por parte de actores situados social y espacialmente buscó, por otra parte, ampliar las hipótesis de la desinstitucionalización y del individualismo religioso. Estos fenómenos han sido generalmente definidos a través de la imagen de un tipo de creyente atomizado que integraría, de manera acrítica, creencias y prácticas religiosas de orígenes diversos y a partir de su utilidad como fuente de bienestar subjetivo. La tesis buscó complejizar esta imagen al hacer hincapié en la influencia que el reconocimiento de otros individuos tiene en el sentido de plausibilidad y en el acceso a los saberes y las prácticas con las cuales los individuos entran en contacto en sus procesos de “búsqueda espiritual”.

En el tercer capítulo se reconstruyeron las trayectorias de socialización espiritual y las redes formadas por actores sociales que fundaron las principales instituciones de socialización de una mirada cosmizada de la persona y del mundo en Ingeniero Maschwitz: una escuela waldorf, un dojo budista, un centro holístico y un negocio de piedras energéticas. En el quinto capítulo se buscó ampliar la comprensión sobre cómo los individuos entran en contacto con sus creencias espirituales a partir de proponer que la incorporación de estas es el resultado de una socialización de transformación. A través del análisis de las interacciones y los contenidos de un taller de formación antroposófica en una escuela waldorf propuse que los procesos de contacto con disciplinas espirituales pueden constituirse como procesos de transformación de la subjetividad a través de la incorporación de nuevas formas de definir, comprender y explicar la realidad, así como de una serie de orientaciones morales que buscan transformar la manera en que se llevan adelante distintas prácticas de la vida cotidiana. Este proceso de transformación es acompañado y reforzado por interacciones con una sociabilidad de amigos, amigas, conocidos, familiares y compañeros de trabajo por medio de las cuales los actores amplían y actualizan su cosmovisión espiritual en la vida cotidiana. Además, estos espacios se conforman como espacios de construcción de redes, oportunidades y de acceso a información sobre otros proyectos educativos, laborales y terapéuticos atravesados por formas espiritualizadas de comprender a la persona, la realidad social y lo trascendental.

Finalmente, la imagen de lo religioso como un mundo habitado por individuos “libres” y “utilitarios” que eligen terapias y disciplinas en un mercado atomizado de bienes de salvación fue complejizada en el último capítulo de la tesis a partir de la identificación de los procesos de competencia entre diferentes técnicas de sanación espirituales por establecer definiciones y técnicas legítimas de cura física y subjetiva. Asimismo, identifiqué tres perfiles de buscadores espirituales: los especialistas, los aficionados y los simpatizantes. Mientras que los simpatizantes no presentan adhesiones de largo plazo ni movilizan un lenguaje espiritual para definir y explicar la realidad, los especialistas combinan disciplinas y técnicas espirituales que presentan afinidades y construyen síntesis entre ellas. Por su parte, los aficionados circulan por diferentes prácticas y disciplinas a las que adhieren durante algún tiempo. Esta tipología muestra que, lejos de formar un conjunto horizontal de individuos atomizados que toman decisiones basadas en un cálculo de tipo costo-beneficio, el ámbito de la espiritualidad Nueva Era presenta sus propias lógicas de jerarquización y de especialización.

El abordaje de la espiritualidad como parte de un estilo de vida tuvo varias consecuencias analíticas. En primer lugar, el diálogo entre las definiciones nativas y sociológicas del “estilo de vida” llevó a reconocer relaciones de continuidad y de tensión entre prácticas de ámbitos de la vida cotidiana que las ciencias sociales tienden a comprender como escindidos. En segundo lugar, implicó una reflexión acerca de la relación no lineal entre “representaciones” y “prácticas”. Las trayectorias analizadas a lo largo de los últimos tres capítulos permitieron recordar que lo que distinguimos analíticamente como orientaciones valorativas no son principios que se traducen automáticamente en conjuntos de acciones coherentes sino que son permanentemente negociados con otros principios morales en el ámbito de las prácticas. Ello me llevó a reflexionar sobre la importancia metodológica de no buscar sistemas de relaciones coherentes entre cosmovisiones y prácticas sino de prestar atención a las coincidencias y diferencias entre los que los actores dicen, hacen y a cómo lo interpretan. Estos alcances variables de las disposiciones morales promovidas por los ámbitos de socialización espiritual fueron mostrados, en el quinto capítulo, a partir del caso de los conflictos alrededor de la búsqueda de una organización alternativa de la economía de las escuelas waldorf y en las tensiones que los actores experimentan a la hora de transformar sus prácticas de consumo guiados por una moralidad que en términos nativos se sintetiza como “conciencia”.

Finalmente, la atención sobre la categoría nativa de “estilo de vida” me permitió identificar la construcción de identidades colectivas en torno a la forma en que se llevan adelante prácticas de la vida cotidiana como la alimentación, la educación de hijos e hijas, los usos del tiempo, y el consumo. Es mediante estas prácticas que los nuevos actores de Ingeniero Maschwitz se distinguían de otros grupos e individuos con los que compartían varias características socio-estructurales, como sus ingresos y su nivel educativo. La comprensión de la forma en que se combinan y actualizan cosmovisiones y orientaciones prácticas de la vida cotidiana en diferentes casos concretos puede contribuir a problematizar las imágenes homogéneas que son muchas veces utilizadas para describir a los distintos sectores sociales. Asimismo, este punto de vista nos lleva a repensar los ejes a partir de los cuales muchas veces se asume, a priori, que los agentes se agrupan e identifican unos con otros. La atención sobre las formas en que se articulan prácticas, moralidades y cosmovisiones que, a pesar de ser actualizadas de maneras diferentes, llevan a los actores a imaginarse como parte de un mismo colectivo tiene, entonces, una importante capacidad de mostrarnos en términos heurísticos las maneras en que en nuestras sociedades, muchas veces descriptas como inevitable y transversalmente individualistas, los actores efectivamente forman lazos entre sí.

Por otra parte, el análisis holístico de los modos de vida de una parte de los sectores medios argentinos implicó la emergencia de varios temas y problemas que ameritan ser investigados en su particularidad y complejidad en trabajos futuros. Uno de ellos fue la coincidencia entre la orientación por prácticas espirituales y prácticas novedosas de gestión de procesos asociados a la feminidad como el reemplazo de toallitas descartables por copas de silicona o toallitas de tela, la participación en grupos de gestación, parto y crianza, y los partos respetados y domiciliarios. Estas coincidencias se inscriben en un proceso de influencia de mutua influencia entre lo religioso y cuestiones de género. Asimismo, algunas de las trayectorias descriptas mostraron la coincidencia entre estas representaciones y prácticas y la constitución de hogares donde la gestión del trabajo reproductivo y de cuidado sigue estando a cargo de las mujeres. Estos hallazgos de campo resultan particularmente relevantes para la comprensión de las formas que asumen los procesos de subjetivación de las mujeres en el marco los crecientes debates en torno las deconstrucción de las diferencias de género en nuestras sociedades.

Esta tesis buscó, entonces, comprender las articulaciones que tienen lugar entre espiritualidad y otras prácticas de la vida cotidiana, que son experimentadas como “novedosas” y “alternativas” por parte de los actores. Ello puede llevar a pensar en las efectivas transformaciones que tienen lugar en ámbitos mínimos de la experiencia social, poco tenidos en cuenta en general para la reflexión en torno a la forma en que tienen lugar las transformaciones de lo social. Varias de las orientaciones prácticas aquí analizadas –hacia la reducción de la ingesta de carne, lácteos y bebidas alcohólicas; el aumento de consumo de cereales; la movilidad residencial en búsqueda de un mayor contacto con la “naturaleza”; la valoración del tiempo libre, dentro del hogar y en familia; la elección de pedagogías y terapias holísticas; y el desarrollo de prácticas espirituales– no se limitan a los ámbitos de sociabilidad aquí analizados sino que se extienden por otros espacios de las clases medias de Buenos Aires. En este punto reside una de las problemáticas emergentes de esta tesis que se espera profundizar en futuras investigaciones: ¿en qué otros contextos de sociabilidad de los sectores medios se actualizan esas orientaciones prácticas ¿con que otras moralidades y cosmovisiones se articulan?, ¿cómo son experimentadas estas mismas orientaciones prácticas en otros ámbitos espaciales?