Los estudios sobre religión y política en América Latina: nuevas agendas / Marcos Carbonelli

Consumado el fracaso de los relatos modernizantes que presagiaban el final de lo religioso y/o su retracción en lo privado, el campo de estudios sobre religión y política a escala nacional y regional desarrolló una importante producción, que podemos organizar analíticamente en dos vectores. Por un lado, aquellos analisis que subrayaron la histórica gravitación de las iglesias, qua organizaciones, en la vida política regional. Por el otro, los trabajos que hicieron foco en la traducción (o no) de las filiaciones religiosas en conductas electorales. El telón de fondo de estas preocupaciones intelectuales resultaba el proceso de recuperación y consolidación democrática, en un contexto de derrumbe de las narrativas de izquierda, avance del neoliberalismo y fragmentación al extremo de las sociedades contemporáneas.

Como era de esperar, cada una de estas perspectivas delineó objetos y problemas preferenciales. El rol público de la Iglesia católica imantó a los esfuerzos inscriptos en la primera línea, los cuales subrayaron su estatus jurídico privilegiado, sus interacciones frecuentes con la clase política y su función productora de militancias, memorias y utopías. En lo que respecta al segundo vector, la novedad evangélica se posicionó en el centro de la escena, en razón de la espectacularidad de algunos casos, como el de Perú, Colombia, pero fundamentalmente el de Brasil.

Tras cuarenta años de trabajo colectivo, de publicaciones, congresos, seminarios y conferencias, lo que se advierte en este sub-campo es un desplazamiento en las áreas de interés; un cambio en los acentos y preocupaciones investigativas. Sin desaparecer, la cuestión de la electorabilidad deja paso a la pregunta por la gobernabilidad. El énfasis institucionalista y en el rol de las minorías intensas se agrieta y habilita inquietudes en torno a las grandes masas, sus sentires y afinidades.

Las razones de estos corrimientos se encuentran en una tríada que enlaza a) el saldo de las evidencias reunidas, b) la incorporación fuerte del abordaje cuantitativo y de redes y c) el nuevo escenario de las democracias latinoamericanas. En efecto: ya en el nuevo milenio resulta claro que el voto evangélico es un fenómeno dependiente de factores coyunturales y que las jerarquías religiosas no monopolizan la proyección política de aquellos espacios que se arrogaban representar. Por su parte, las encuestas en serie brindan la posibilidad de organizar los espacios creyentes e in-creyentes por perfiles y cruzar las filiaciones religiosas con datos socioeconómicos y posicionamientos en términos morales y políticos. La incipiente pero valiosa incorporación teórico- metodológica de la perspectiva reticular permite entender cómo un concurso de actores- religiosos y no religiosos- problematizan cuestiones públicas. Finalmente, es imposible soslayar las interpelaciones provenientes del escenario latinoamericano. El problema de la sustentabilidad de las democracias regionales ya no radica en la amenaza militar, sino la ineficacia de los aparatos estatales, que generan a su tiempo deudas ciudadanas, apatía, hastío, indiferencia y finalmente, radicalización. En este cuadro (que preocupa a activistas, funcionarios y académicos por igual) cobra fuerza la pregunta por el rol de las agencias religiosas en cuestiones de gobernabilidad: como contribuyen de manera directa o indirecta en el sostén de los regímenes políticos a partir de sus intervenciones en los campos de la asistencia social, seguridad, salud y ecología, por solo citar algunos ejemplos.

Estos cambios en la agenda regional encuentran correlato en los actuales horizontes de trabajo del programa Sociedad, cultura y religión. Las encuestas sobre creencias y prácticas religiosas realizadas en 2008 y 2019, y sus nuevas tabulaciones no solo permiten caracterizar las mutaciones en el campo de las creencias de los argentinos y argentinas. También arrojan valiosa información sobre posicionamientos de la ciudadanía en controversias públicas de densidad política indudable, como la legalización del aborto, el recurso de la pena de muerte, los planes sociales y la cuestión migrante, entre otros tópicos. Mientras que la línea Estructura social, local y global recupera estos hallazgos para identificar las secularizaciones y laicidades realmente existentes en Argentina, el eje Disidencias religiosas y cambio social enfatiza el rol asumido por evangélicos y sin religión en estos procesos.
Por su parte, la cuestión de la gobernanza está siendo abordada por la línea Religión y políticas públicas, mediante una mirada teórica que comprende la regulación del hecho religioso como un juego interactivo y competitivo, que incluye redes estatales, religiosas, mediáticas y académicas. Fiel a la tradición del programa de revisar categorías y evitar colonialismos, la línea Objetos híbridos indaga críticamente las históricas clasificaciones del fenómeno religioso y recupera la idea de porosidad entre lo político, lo religioso y lo económico. La capacidad de las agencias religiosas para tematizar problemas públicos es puesta en valor por la línea Problemas sociales, derecho y religión, con especial apertura para estudiar las controversias adheridas a los adelantos de la genética. Finalmente, el eje Identidades, salud, género, migraciones y creencias pone en escena la importancia del análisis interseccional, siguiendo la pista de rol performativo que cumplen las agencias religiosas en las tareas de racialización y generizacion de las corporalidades contemporáneas.