Apuntes sobre el sindicalismo rural y la conflictividad en la producción de limones en Tucumán / Macarena Mercado Mott

En el marco del Proyecto de Unidad Ejecutora Empresas, trabajadores y sindicatos en contextos de globalización del capital se desarrolla una línea de investigación que analiza el complejo agroindustrial del limón en la provincia de Tucumán, sus empresas núcleo, los/as trabajadores/as en cada una de las etapas de la cadena (fincas, empaques e industria), los sindicatos y organizaciones en las que se afilian y participan esos/as trabajadores/as, y la conflictividad que tiene lugar en torno a la producción de limones.

El proceso de investigación de la tesis de maestría Trabajadores/as del campo unidos/as”: el proceso de revitalización en los sindicatos rurales en Argentina. El caso del limón en la provincia de Tucumán permite indagar sobre las características que presenta el sindicalismo rural y la conflictividad en el mencionado complejo, haciendo foco en el sector de trabajadores/as de campo, es decir, en los/as cosecheros/as de limón.

Estos/as trabajadores/as se emplean en las tareas de cosecha de forma estacional durante la época de cosecha de limón que suele ser entre marzo/abril y julio/agosto. Cuando la temporada de cosecha finaliza, rotan a otras producciones en la provincia, como es el caso del arándano o la frutilla. Se emplean en otras actividades agrícolas y no agrícolas, y durante los meses de diciembre, enero y febrero, migran a otras provincias como Río Negro, Mendoza y La Rioja para trabajar en diversas producciones como pera, manzana, olivo y vid.

De esta manera, los/as cosecheros/as conforman un ciclo anual de trabajo e ingresos, articulando el pago de los jornales, los salarios en otras actividades, las migraciones y el acceso a programas sociales que otorga el Estado, como el Programa Intercosecha creado en 2014 para asistir a los/as trabajadores/as temporarios/as del sector agrario y agroindustrial en los momentos en los que se encuentran inactivos/as.

La Encuesta sobre Empleo, Protección Social y Condiciones de Trabajo de los Asalariados Agrarios (2013/2014) muestra que en Tucumán hay casi un 38% de trabajadores/as afiliados/as a un sindicato del sector, porcentaje que interpela los consensos sobre la baja sindicalización en el agro. A través de la consulta de otras fuentes y de la realización de entrevistas a informantes clave, se identifica que en su mayoría se encuentran afiliados/as a la Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE), salvo un porcentaje mínimo que está afiliado/as a la Federación Obrera Tucumana de la Industria Azucarera (FOTIA).

El mercado de trabajo agrario del limón es el que mayor cantidad de trabajadores/as demanda cada año para la época de cosecha. Alrededor de 30.000 cosecheros/as ingresan a diario a las fincas para realizar sus labores, cosechando a mano los limones que se destinan al mercado interno y a la industria en la cual se obtienen sus derivados (jugo, pulpa, cáscara, etc.), y cosechando con tijera los limones que requieren altos estándares de calidad y que se destinan al mercado externo. Ese colectivo de trabajadores/as, que también rota en otras producciones y migra, está afiliado a UATRE.

La UATRE presenta una particularidad a nivel nacional; es uno de los sindicatos que, a diferencia de lo que ocurrió en otros sectores, se fortaleció durante los años 1990, expandiendo sus seccionales y afiliando a miles de trabajadores/as en todo el país, además de recuperar la obra social, lograr la aprobación de la Libreta de Trabajo Rural y la creación del Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores (RENATRE).

En Tucumán, actualmente hay 24 seccionales en toda la provincia. Cuando se realiza la investigación de Maestría se detectan seccionales que presentan características diferentes a la dirección nacional y provincial de UATRE. Seccionales que desconocen los acuerdos paritarios a los que llega el sindicato, el gobierno y las gremiales empresariales, como la Asociación Citrícola del Noroeste argentino (ACNOA), y convocan a acciones como paros, cortes de rutas y bloqueo del ingreso a fincas y empaques, en pos de mejoras salariales y de sus condiciones de trabajo que los acuerdos no contemplan.

En ese escenario, se identifican tres tipos de conflictividad: conflictividad laboral, conflictividad entre cosecha y conflictividad intrasindical. Cada una tiene sus propias características de acuerdo con el período en el que se desarrollan, las causas y reivindicaciones, los actores involucrados, los lugares donde tienen lugar los conflictos y las estrategias y acciones que llevan a cabo los actores.

Tucumán se presenta como una tierra fértil para una diversidad de cultivos, pero también para el desarrollo de organizaciones sindicales y contiendas políticas que tienen como principales protagonistas a los/as trabajadores/as, en el siglo pasado a quienes cosechan caña y en la actualidad a quienes cosechan limones.

El desarrollo del complejo agroindustrial del limón genera condiciones para la conflictividad en sus diversas formas, teniendo como protagonista un tipo de trabajador/a con determinadas características, según el período de cosecha o entre cosechas, con demandas específicas de acuerdo a la situación de empleo o desempleo, con determinadas formas de acción de acuerdo al momento del año y a su situación laboral, lo que plantea la necesidad de distintas alianzas (sindicales o con otras organizaciones) para enfrentar a diferentes actores como las empresas citrícolas y el Estado.

También vuelve propicio que prácticas y liderazgos tradicionales entren en tensión y conflicto con nuevas formas de llevar adelante las causas de estos/as trabajadores/as, dando lugar a la conflictividad intrasindical, en la que confrontan sectores que se proponen defender a los/as miles de cosecheros/as y sectores que priorizan garantizar las condiciones para que los limones se cosechen y exporten a tiempo, o para mantener la paz social en la provincia donde se producen esos limones.