Argentina, entre el barrio y el patio trasero: política exterior y seguridad regional en la era neoliberal (1989-2001) / Alejandro Frenkel

La tesis analiza la dimensión de la seguridad de la política exterior Argentina entre 1989 y 2001, tratando de identificar y analizar las principales dinámicas que motivaron a los sucesivos gobiernos nacionales a proponer o, en su defecto, a adherir a la  concreción de un sistema de seguridad regional en el ámbito del Mercosur.

Tras el fin de la Guerra Fría a comienzos de la década de 1990, Estados Unidos se consolidaba como la única potencia global. Asimismo, el pulso del regionalismo latinoamericano pasó a estar determinado por una primacía de los asuntos económicos que, a priori, parecía desincentivar la inclusión de otros sectores –entre ellos el de la defensa- en la arquitectura regional.En este marco, Argentina estructuró su política exterior buscando adaptarse a los nuevos parámetros del sistema internacional y, al mismo tiempo, tratando de coadyuvar a la consolidación de un modelo económico neoliberal. Desde la óptica de la administración nacional, el país debía salir del aislamiento, abrirse al mundo, recomponer la relación con las potencias occidentales y embarcarse en la construcción de un escenario cooperativo con los países vecinos. El giro en materia de política exterior y la implementación de políticas neoliberales implicaron también un nuevo posicionamiento en el campo de la seguridad. En líneas generales, puede decirse que los asuntos de seguridad se articularon con aquellas políticas. Así, generar “confianza” y adoptar un perfil internacional no conflictivo se volvieron los fundamentos centrales de la estrategia de argentina en este campo. En definitiva, había que lograr que un país juzgado en el pasado como agresor fuera percibido, ahora, como un eventual ámbito de inversión y producción. De igual forma, la “internacionalización” de la política de defensa y la cooperación regional contribuirían a afianzar el control civil sobre las Fuerzas Armadas, lo cual generaría, a su vez, mejores condiciones para aplicar una política de reforma del Estado en el sector castrense.

Bajo estos lineamientos, que se mantuvieron prácticamente constantes durante la etapa neoliberal que va desde 1989 a 2001, Argentina adoptó a la seguridad cooperativa como modelo de seguridad regional y se abocó a participar en todo lo que supusiera cooperación y fortalecimiento de los esquemas interamericanos y subregionales. En el primer caso, apoyando e impulsando acciones orientadas a renovar los organismos y entidades hemisféricos. Y, en el Cono Sur, propiciando acuerdos intergubernamentales, intercambios militares, ejercicios conjuntos entre fuerzas y otras actividades bilaterales. Pero, a los efectos de lo que se ocupa esta investigación, esta renovada política de seguridad no quedaría allí: la articulación de un sistema de seguridad de carácter regional también entraría en los planes de los gobiernos argentinos. Las formas, nombres y toponimias a través de las cuales se pensó materializar un instrumento de este tipo fueron variadas y no siempre tuvieron los mismos contenidos.

Ante este estado de cosas, la pregunta que recorre la tesis se plantea de la siguiente forma: ¿cuáles fueron las motivaciones y objetivos que hicieron que la Argentina mantuviera en su política exterior una postura favorable a la creación de una arquitectura regional de seguridad durante la etapa neoliberal? De esta pregunta macro se desprenden, a su vez, una serie de interrogantes micro, que también obran como hilo conductor de la investigación. A saber: ¿cómo se articularon en cada gobierno argentino la política exterior y la política de seguridad? ¿Cuáles fueron los principales factores –externos e internos– que influyeron en la política de seguridad regional del país desde 1989 a 2001? ¿Cómo concibieron los gobiernos de Menem y De la Rúa a la integración regional, especialmente en lo que hace el proceso del Mercosur? ¿Cuáles fueron las iniciativas de la Argentina respecto de la creación de una instancia institucionalizada de cooperación en estos organismos? Y, por último, ¿qué posiciones adoptaron los otros países de la región y cuáles fueron los límites y posibilidades de concretar un sistema de este tipo?

En ese marco, la investigación asume una perspectiva teórica que se articula sobre un conjunto de conceptos claves, tales como modelos de seguridad regional (cooperativa, integrativa y colectiva), política exterior e integración regional. Al respecto, cabe aclarar que si bien en la definición de cada uno de estos conceptos existe una toma de posición teórica, esta tesis parte de un enfoque interdisciplinario, multicausal y cualitativo. Es decir, se desarrolla sobre algunas de las corrientes más relevantes de las Relaciones Internacionales, del Análisis de Política Exterior y del campo de la Integración Regional, partiendo de la premisa de que no hay una teoría en particular que sea lo suficientemente exhaustiva como para explicar el problema de investigación y tratar el objeto de estudio. En efecto, el corpus conceptual de esta tesis contiene aportes de distintas vertientes en las que coexisten continuidades, clivajes y debates sobre los cuales nos apoyamos para intentar reconocer las herramientas más apropiadas para la investigación.

La tesis se estructura sobreuna serie de hipótesis, basándose en datos históricos relevados a lo largo de una investigación que llevó más de cinco años. En primer lugar, se asume que, entre 1989 y 2001, la Argentina sostuvo dentro de su política exterior una postura proclive a la conformación de algún tipo de mecanismo institucionalizado de cooperación en defensa. En segundo lugar, se prefigura que el modelo de seguridad cooperativa fue el esquema que mayoritariamente moldeó y justificó la postura asumida por las administraciones de Menem y De la Rúa. En tercer término, se presume que los motivos que llevaron a la Argentina a propiciar este proceso de regionalización de la seguridad estuvieron vinculados con los objetivos fundamentales de la política exterior durante esta etapa. Principalmente, aquellos que tenían que ver con transmitir confianza a los actores internacionales, mostrar a la Argentina como un país comprometido con el multilateralismo y acompañar el proceso de integración económica. En cuarto y último lugar, se parte de la idea de que las posturas de la Argentina en materia de seguridad regional no fueron lineales, homogéneas ni ausentes de matices. En este sentido, hubo, según los contextos domésticos, regionales y hemisféricos, momentos en los que las propuestas de conformar este sistema regional tuvieron mayor intensidad; momentos en los que se puso más énfasis en determinados objetivos por sobre otros; contextos marcados por las discrepancias entre los propios actores estatales nacionales y, también, ocasiones en las que se pensó que el eventual mecanismo debía tener una perspectiva ampliada de la seguridad e incluir el tratamiento de amenazas no tradicionales, como narcotráfico o terrorismo.