El trabajo de las mujeres en la agricultura y la agro-industria del Valle de Uco, provincia de Mendoza. Trabajo asalariado, trabajo doméstico y división sexual del trabajo / Elena Mingo

[Novedades CEIL Nº30, mayo 2012]

Esta tesis doctoral se propuso abordar las discusiones sobre la participación laboral de las mujeres en relación con los roles sociales de género que les atribuyen cualidades naturalizadas como femeninas y, a la vez, la responsabilidad exclusiva en el trabajo doméstico-reproductivo. Ambos factores actúan como determinantes de la forma en que las mujeres se incorporan en los mercados de trabajo agrarios y agroindustriales.

El conjunto de nociones culturales, concretas y simbólicas, que asigna ciertos y determinados roles según la diferencia sexual de los sujetos, ha sido un factor de importancia tanto para la inserción como para el desempeño de las mujeres en los mercados de trabajo. Dichas nociones forman parte del sistema social que se expresa en el conjunto de normas que atribuye determinadas cualidades a cada sexo. La normativa social que define los roles femeninos y masculinos se traduce en la esfera del trabajo y del empleo en uno de los principios ordenadores de la distribución y asignación de tareas en el mercado de trabajo y actúa maximizando el rendimiento de las/los trabajadoras/es.

Para esta investigación se consideró la presencia de la normativa social, expresada en las nociones de género a través de las cuales se organiza por una parte la participación de las mujeres en los mercados de trabajo agrícolas y agroindustriales y por otra, la forma en que determinada distribución de tareas y puestos de trabajo mantiene relación con el desempeño de las mujeres en el trabajo reproductivo.

En esta línea se planteó como objetivo general indagar en las múltiples dimensiones del trabajo de las mujeres, el trabajo asalariado, el trabajo doméstico-reproductivo y la articulación entre ambos, para comprender y conocer la forma en que los vínculos entre estas dimensiones explican, determinan y limitan la participación de las trabajadoras como asalariadas en los sectores agrícolas y agroindustriales del Valle Uco en la provincia de Mendoza.

El análisis da cuenta del conjunto de referencias vinculadas a la distribución de roles por género, que actúan estructurando, por un lado, la asignación de puestos de trabajo y por otro, la orientación de las trabajadoras hacia los puestos de trabajo ofrecidos.

De esta forma, los resultados de la investigación identifican procesos de segmentación que se originan a partir de los elementos que explican las diferencias y los límites para la participación laboral entre los sexos, así como también la manera en que los conceptos sociales, que definen los atributos de cada sexo, establecen diferencias intra-género.
El Valle de Uco, al igual que el resto de la provincia de Mendoza, presenta un desarrollo temprano de la actividad productiva con orientación comercial, centrada principalmente en la vitivinicultura, en la que la participación de la mano de obra asalariada ha sido crucial para responder a las necesidades impuestas por el desarrollo del modelo de producción agroindustrial. Por otro lado, esta zona ha sido protagonista de intensos procesos de reconversión hacia nuevas producciones en respuesta a las sucesivas crisis de la producción de uvas y vinos durante el siglo XX. En el proceso de consolidación del modelo de producción agroindustrial en la zona, las mujeres han estado presentes como trabajadoras asalariadas en la agricultura primero y en la agroindustria después. A pesar de su histórica presencia en la fuerza de trabajo, su figura como asalariada ha sido desdibujada producto de una participación laboral que ha sido considerada como ayuda dentro de un grupo familiar trabajador dirigido por el varón jefe de familia.

Estos procesos convierten al Valle de Uco en un espacio de interés para el análisis de la inserción laboral femenina en ambos sectores, ya que cuenta con altos niveles de participación de las mujeres en todas las producciones, tanto en la etapa primaria como en la agroindustrial. Además, la provincia en general y el Valle de Uco en particular, cuentan con una participación histórica de las mujeres en estos mercados de trabajo a la que es importante analizar y visibilizar para comprender sobre qué dimensiones se sostienen y se explican las diversas modalidades que asume el trabajo femenino en estos sectores productivos.

En relación con las características productivas de la zona de estudio se plantearon como preguntas de investigación: ¿cómo funcionan las dimensiones que conforman el trabajo femenino (el trabajo asalariado, el trabajo doméstico y el trabajo de articulación que sostiene la presencia de las mujeres en ambos espacios)? ¿Cómo se construyen las gramáticas de género que explican las características de las inserciones laborales de las mujeres en el sector agrícola y agroindustrial?
En este sentido, los resultados de la investigación muestran que la normativa de género aplicada a los sexos juega un papel fundamental en las características que asumen las inserciones laborales femeninas en la zona. Esto se expresa a través de las cualidades atribuidas a las mujeres como paciencia, atención, cuidado y prolijidad, aptitudes que se asocian a lo que en el medio social estudiado se define como “femenino”, y a las que se suma la mención a la mayor responsabilidad y compromiso con el trabajo como características particulares de la mano de obra femenina.

En los discursos de la demanda de mano de obra, este conjunto de atributos es central para la contratación de mujeres y, a partir de esto, se las asigna a una determinada gama de puestos de trabajo. En esos relatos se revela una imagen sobre las mujeres trabajadoras que las identifica como asalariadas independientes. Es decir que se reconoce la figura de trabajadora independiente en contraposición a la figura de las mujeres que, en el pasado, realizaban trabajos en la agricultura y cuya figura de obrera se diluía entre el grupo familiar con jefatura masculina. Actualmente, se observa que se identifica al colectivo de las trabajadoras con características particulares y propias, incluso atribuyéndoles una actitud de mayor conflictividad en comparación con los varones en lo que respecta a situaciones de reclamos laborales.

Sin embargo, a pesar de que la imagen sobre las trabajadoras se vincula a una figura que las incorpora al mercado de trabajo como obreras, a la vez las señala como responsables de las tareas domésticas y de cuidado de miembros dependientes de sus familias. Esta construcción de la imagen de las trabajadoras tiene parte activa en la asignación de puestos de trabajo y en las características que tienen los mismos.

En este sentido, las cualidades que la normativa de género aplica al sexo femenino se convierten en la “herramienta de trabajo” a través de la que las trabajadoras acceden al empleo en ambos sectores. Es decir que, desde el discurso de los demandantes de mano de obra, no se espera de las mujeres más que el despliegue de aquellas características consideradas “naturalmente” femeninas en sus puestos de trabajo. Esto implica limitaciones en el acceso a puestos de trabajo de mayor calificación, en los cuales además se reconoce el aprendizaje de un oficio, y repercute en el salario obtenido por las trabajadoras y en la variedad de los puestos de trabajo que pueden ocupar. Esto último limita los períodos de tiempo para el empleo femenino en estos sectores.