El campo y la ciudad en las familias y en el trabajo agrícola :: Melina Neiman

Las relaciones entre el campo la ciudad se han visto modificadas por efecto de las conocidas tendencias actuales hacia la globalización de la actividad agrícola, pero también por la presencia de procesos de más larga data, así como de reacciones por parte de los habitantes rurales frente al nuevo contexto.

La incorporación de hábitos y comportamientos tradicionalmente considerados de ámbitos urbanos por parte de la población residente en territorios rurales es una práctica que se ha venido extendiendo con regularidad en distintos espacios geográficos. Como sostiene Williams, “la vida del campo y la ciudad es móvil y actual: se mueve en el tiempo, a través de la historia de una familia o un pueblo; se modifica en el sentimiento y en las ideas, a través de una red de relaciones y decisiones” (Williams, p. 32[1]). Explica que la oposición campo-ciudad que se ve cristalizada en la división entre trabajo mental y manual, entre administración y operación, entre política y vida social, y ha venido estructurando nuestra época, se empieza a cuestionar.

Este cuestionamiento se puede ver impulsado por diversos factores como el desarrollo de los medios de comunicación, la homogeneización de hábitos de consumo, la incorporación de maquinaria en la producción agropecuaria, la integración de la producción agropecuaria a circuitos mercantiles internacionales, así como también cambios demográficos y culturales en el seno mismo de las familias.

En el caso de los agricultores familiares –un sujeto arquetípico de la ruralidad aunque con diferencias según regiones y contextos históricos– sus transformaciones recientes y su inserción en una “nueva configuración socio-espacial” serían el resultado de la penetración de valores y prácticas urbanas. Por lo tanto, la imagen de un campo ajeno a la modernidad se constituye sólo como un retrato construido desde la ciudad.

Las transformaciones en las formas de organización familiar, que también se pueden encontrar en la literatura acerca de cambios en las familias de sociedades urbanas de los denominados países avanzados, atravesaron a estas familias modificando comportamientos culturales, demográficos y económicos que también empezaron a funcionar como condicionantes en el momento de tomar decisiones vinculadas con la unidad productiva.

La región pampeana se trata de un territorio caracterizado por haber atravesado un intenso proceso de agriculturización profundizado por el incremento de los precios de los cereales y oleaginosas (especialmente, la soja) experimentado tanto por el sector de la agricultura familiar como por empresas de gran escala (como los denominados pools de siembra que coexisten con el primer sector).

El tipo de familia que se encuentra en la llamada región pampeana argentina –que en la literatura y en el imaginario urbano y rural se asoció con la denominación de “chacarero”-   lejos de parecerse a la familia tradicional campesina tiene elementos de la llamada “familia moderna occidental o urbana”. Se trata de grupos familiares de tipo nuclear, con un número reducido de miembros por familia (que implica planificación de familias chicas), en hogares en que conviven hasta dos generaciones (padres e hijos) y en los cuales es cada vez más frecuente que los hijos prologuen su estadía y recién empiecen a formar su propia familia en una edad cercana a los 30-35 años. A ello se agrega la cada vez más frecuente residencia urbana de los productores y sus familias y la valoración por altos niveles educativos para los hijos/as.

Específicamente en lo referido al trabajo en la explotación, se observa en general un menor involucramiento de los miembros de la familia en las labores agrarias – en principio porque la demanda de trabajo se ha reducido considerablemente por efectos de la maquinización de las tareas – así como otros procesos entre los cuales la remuneración de los mismos a partir del trabajo que desempeñan en el mismo establecimiento, aparece como uno de los más novedosos. También, los hijos de los productores atraviesan procesos de individuación en los cuales privilegian su desarrollo profesional para conseguir otro tipo de empleos o para insertarse en el trabajo de la unidad de una forma diferente, como por ejemplo, en tanto portadores de un conocimiento específico después de haber estudiado una carrera universitaria vinculada con la agronomía.

Balsa [2] sostiene que, en poco tiempo, el modo de vida de los productores agropecuarios pampeanos se modificó drásticamente, lo que concluye que ha conducido al “desvanecimiento de mundo rural chacarero”. Una de las principales causas de esta transformación es la mencionada radicación urbana de la mayoría de los productores que lograron sobrevivir; a partir de ello, muestra que se generó un nuevo contexto de socialización para las siguientes generaciones.

Estos cambios en las dinámicas familiares interactúan a su vez con modificaciones en la organización del trabajo y de la producción de estas explotaciones. Como uno de sus principales elementos, se puede observar la “externalización” de gran parte del proceso de trabajo a través de la contratación de servicios de maquinaria. Asimismo, la contratación de trabajadores no familiares y la búsqueda de asesoramiento técnico externo forman parte de este mismo proceso de caracterizado por el “desvinculamiento familiar” de la organización laboral de las explotaciones.

Se puede destacar que el principal elemento nuevo presente en este tipo de familias es una tensión existente entre procesos de individuación de los distintos miembros (especialmente, por parte de los hijos de los productores y en tanto representación de “lo moderno”) y un fuerte impulso por conservar el núcleo familiar, representando “lo tradicional”. Esta tensión se pone de manifiesto tanto en comportamientos como en valoraciones que llevan a actuar a los distintos miembros del hogar de formas determinadas.

Así, los cambios en las dinámicas familiares se implican con los cambios que se suceden en la organización laboral y productiva de este tipo de unidades, resignificando el concepto mismo de agricultura familiar.

Una diversidad de dispositivos como la remuneración del trabajo familiar, cierta democratización en los patrones de herencia, formación de sociedades familiares, entre otros, se activan respondiendo a los requerimientos de los distintos miembros de las familias (procesos de individuación de los hijos, el lugar de las mujeres) y a transformaciones productivas (menor requerimiento de mano de obra, incremento en el precio de la tierra).

Así, el futuro de estos espacios atravesados por efectos de procesos más globales y por variadas reacciones por parte de los afectados por dichos procesos será el resultado de la interacción entre ambos tipos de transformaciones en las formas de producir y en las prácticas familiares que se componen de condicionantes económicos, sociales, demográficos y culturales.


Notas:

1. Williams, Raymond (2001) El campo y la ciudad , Ediciones Paidós, Buenos Aires. [volver]

2. Balsa, Javier (2006) El desvanecimiento del mundo chacarero. Transformaciones sociales en la agricultura bonaerense 1937-1988 , Universidad Nacional de Quilmes Editorial, Buenos Aires. [volver]